En redes abundan las críticas. Pero un repaso del contrato firmado por San Lorenzo muestra una gestión que planificó, negoció y concretó un salto económico.
Entre las tendencias que dominaron X (ex Twitter) en San Lorenzo durante las últimas semanas, hubo una crítica constante a la gestión Moretti. Sin embargo, al repasar con datos concretos, algunos de esos señalamientos caen por su propio peso. Uno de ellos: el contrato con Atomik.
Después de diez años con Nike y con un contrato que había quedado desactualizado, la dirigencia encabezada por Moretti logró un nuevo vínculo que significó el doble de ingresos inmediatos y un esquema de regalías que multiplica por tres lo percibido anteriormente. Además, garantiza stock para los socios: 190 mil camisetas por año.

A diferencia de convenios pasados, Atomik diseñó una línea exclusiva, rindió homenaje a equipos históricos y apostó por personalizar cada detalle. En el evento de presentación estuvieron jugadores, ídolos, influencers y hasta miembros de las disciplinas amateurs, dejando en claro que el club vuelve a mirarse como un todo.
En redes hubo quienes intentaron instalar que fue “una marca menor” o “una improvisación”. Pero lo cierto es que esta firma ya había colaborado con la llegada de Muniain y hoy ofrece condiciones que ningún otro sponsor puso sobre la mesa.
Detrás de la camiseta hay gestión. No es una marca más: es un símbolo de que, incluso en momentos de crisis, hay decisiones que miran al futuro.
